Tú, que eres mi musa,
la que desata en mis entrañas
las ganas de vivir y de gozar.
Tú, la que libera y deja volar
mis pensares más profundos
y los atraen hacia tu cariño.
Tú, que cuando me siento
extraviado en mi cabeza,
observando con una mirada vacía
un horizonte de sentimientos perdidos,
me haces prenderlos mirándote a los ojos.
Tú, que con tu sonrisa haces olvidar
cualquier zancadilla de ese
chiquillo del patio cruel llamado Vida.
Tú, que con un roce de tu piel,
hace que mi mente vuele
y se pose en la fina hierba
de un campo de innumerables pensamientos.
Tú, que con un atractivo de una joven,
y la imaginación infinita de un niño,
has enamorado a este chabal
que una vez lo vió todo oscuro.
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