Me sobresalto en la cama
a causa de lo que parece un mal sueño,
mi corazón sigue latiendo tan deprisa
como cuando me perseguía aquel demonio
Mis pupilas dilatadas y acostumbradas
a lo sombrío buscan desesperadamente
una pizca de realismo en una verdad
hipotética de dolor y desesperación,
semejantes a las de mi pesadilla
solo que con un toque de maquillaje,
mi cuerpo se contrae automáticamente
esperando un fuerte dolor,
y mis labios quieren abrirse
para dejar paso a un aullido
que describiría horas de pesadilla
en menos de dos segundos.
Curiosa la seguridad del ser humano,
de saber donde vive, de saber donde está,
cuando quien está seguro
de cual de los dos sueños es real.
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